lunes, 9 de agosto de 2010

Sábado 14 de agosto, Shaun Tan







SHAUN TAN,
Un escritor e ilustrador australiano que pasa tanto tiempo
como puede pintando aquellas cosas que mejor conoce: calles, plazas, playas, gente conocida y lugares que visita a menudo.








Un recorrido por una obra fantástica anclada en mundos ambiguos en donde no tanto se entiende.

En uno de estos mundos, una vez al año, tiene lugar la fiesta sin nombre, a menudo en agosto, a veces en octubre. Pequeños y grandes la esperan con emoción: aunque no es una fiesta propiamente dicha, es una especie de celebración cuyo origen se olvidó hace mucho tiempo.
De hecho, de esta fiesta sólo se conoce el ritual: primero se deja una de las posesiones más queridas en el suelo del dormitorio; después se elige un objeto especial (tiene que ser el adecuado) y, subiendo por una escalera hasta el tejado, se coloca bajo la antena de televisión (previamente decorada con pequeños adornos como envoltorios de chocolatinas, CDs viejos y tapas de yogur que habremos limpiado a lametones, todo ello formando una guirnalda con unos nudos correderos especiales).

Nace aquí también la consigna para participar de esta fiesta.....

¿Qué objeto querido llevarías como ofrenda para el día de la fiesta sin nombre?

Flautita y baguette, sábados de 14 a 16 hs por Radio Futura, 90.5
Por internet: www.radiofuturalaplata.blogspot.com

Calles que se vuelven ríos, desembocaduras que son precipicios, una huerta de tomates, albahaca y misiles de colores. ¿Qué sucede con lo que pierde utilidad, lo que ya no sirve? ¿Cuántas cosas tienen garantía en este mundo, fecha de vencimiento? Huéspedes microscópicos. Mundo infinito, un pueblo que le sigue a otro pueblo. No hay tanta diferencia. Lo que varían son los nombres. Pero, a veces, los signos, las señales, los carteles son engañosos. La ciudad está sumergida en nosotros. La ciudad se desdobla como una maqueta. Y vuelve a levantarse ante los ojos de quien la mira, la capta. La ciudad nnos atraviesa, nos camina, nos desorienta.

Alguien que retorna de los océanos, quizás olvidando su antigua morada y un día se aparece con escafandra y traje, hechizado por una música de Jazz. Los lugares están resignificados. Un altillo ya no es el sitio donde guardamos o archivamos lo que ya no usamos, lo que estorba y ocupa espacio. Ahora ese cuarto, en la parte más alta de la casa puede ser la entrada a otro mundo, a un jardín donde siempre es verano.

Ballenas, búfalos, renos, perros y tortugas.

Una extraña justicia de perros. Un hombre que asesina sin piedad. Una casa que se incendia.

Microondas, lavarropas, televisores, licuadoras, heladeras, ventiladores, calefactores, computadoras, son el paisaje de la noche que se prende fuego y los perros que asisten al entierro. Aullan. El aullido como un llanto primitivo.

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