sábado, 3 de abril de 2010

primer programa de abril de 2010



Estos son algunos de los textos que acompañaron el programa. Abril 3, 2010.

The catcher in the rye. El cazador entre el centeno. Es La novela de un tipo verdaderamente raro. Una novela mítica de un autor mítico. Porqué? Porque si hay algo que trascendió junto a esta novela que leyeron miles y miles y miles de jóvenes (se llevan 60 millones de ejemplares vendidos) y esto viene siendo así, desde hace más de cinco décadas desde su primera edición, año 1951. Y decimos de un tipo verdaderamente raro que fue que su autor: Jerome David Salinger. JD Salinger, que un buen día se fue de la gran ciudad y se instaló en Cornis estado de New Hampshire, EEUU y durante cuarenta años no se supo más de él. No quiso dar una entrevista. No quiso posar para una foto. No quiso que se hable de él en la Internet. Se elaboraron cientos de conjeturas acerca de su desaparición de la vida pública, justo cuando su nombre aparecía en todo tipo de suplemento cultural, sin embargo su voz, su rostro y su pluma se perdieron en un silencio definitivo. Dejaremos para otra oportunidad la exploración biográfica (compuesta por cientos de leyendas) y nos centraremos en este guardián en el centeno, verso que surge de una cancioneta de un poeta escoces. Verso que nos pone ante una duda: ¿qué pasa con la indefensión de los infantes?, con la intemperie de los infantes, con la exposición de los chicos al borde de un precipicio… porque por esa zona se desplaza la historia. Hacia el final del libro Holden le dice a Phoebe, cuando ella le pregunta qué cosa le gusta más que nada en el mundo, Holden se anima a decir que él quisiera ser el guardián entre el centeno, como dice la canción de Burns “...Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo cuando van entre el centeno”. Holden quiere cuidar de los niños, la infancia que juega y corre por los campos y que no sabe del abismo en el que puede caer un día. Entonces él estaría allí protegiendo a ese mundo frágil de los niños. ¿Proteger a los niños de qué o de quién? De los mayores, de las ideas muy claras.

Que por nada del mundo los chicos de este mundo pierdan la risa y la espontaneidad!



El deseo/ Los deseos


El deseo, la máquina divina de los deseos revela a Holden que algo le falta. Holden no sólo quiere fugarse del mundo por momentos sino que quiere vivirlo impulsado por esa máquina deseante llena de impulsos, de añoranzas, como una flecha lanzada hacia delante sin saber el destino y otras veces para atrapar un objeto nuevo, haciendo el espacio a lo incierto, a los descubrimientos. En esto podríamos incluir la novela en las novelas llamadas de “iniciación”. Una vieja cultura que encontraba en las historias argumentos para combatir la quietud, las repeticiones, el vacío.
El deseo torna inquieto a Holden y lo empuja a la acción. Sale a la búsqueda, al encuentro con la diversidad, a lo desconocido, a las calles de una Nueva York que se vuelve el escenario de lo novedoso y a la vez lo extraño: Un hotel, una ventana, que nos recuerda a Hitchcock, desde allí Holden observa los movimientos de las personas, las situaciones en cada habitación y se entusiasma pensando en que dirían sus compañeros de la escuela si estuvieran ahí. Ese es el mundo real y de aquí en más todo puede suceder. La constancia del desplazamiento, como el deseo mismo, se convierte en una deriva entre el pasado y el presente, los recuerdos, su hermano Allie siempre acompañándolo, y su hermana Phoebe, muy especial para Holden, cada vez más cerca de la infancia, de los niños que fueron.
De esto no está hablando Salinger, en la voz de Holden, un joven que no quiere que sus deseos “encuentren enjaulada furia”, parafraseando a la poeta Ana Emilia Lahitte. Justamente el entusiasmo es el que mueve a Holden y lo hacen sentirse vivo, real, como un fuego encendido en un mundo mayoritamente superficial, hipócrita y lánguido, como es el que Holden encuentra a su alrededor.





Acerca de una consigna y sus respuestas.... (Queden alertas para el próximo programa, lanzaremos la consigna por esta y otras vías)

A dónde van los patos en invierno?

Graciela desde Misiones dijo… al Chaco sin duda o a Cochabamba o Ascochinga?
Bea dijo: al corral….. y luego migran
Celeste de Córdoba dijo: al norte de las sonrisas
Roberto dijo: “a otro lado” si pueden y nos da otra posibilidad…van a quedarse.
Bar: hacia los lugares cálidos
Quique: Al azul del cielo
Agustin dijo.... al guiso
Juliana dijo: hacia la península de coa-co o coa-co
Mauro: hacia el sol? Y si es así estaría bueno seguirlos…
Adriana nos dijo: a Dubai
Eduardo: vuelan al verano
Julia nos dice… al fondo del mar en submarino
Isabel al sur de Brasil o en globo aerostático sobrevuelan Nueva York
Miguelito… dijo los patos picaso van hudson
Melina… al mismo lugar que van en el verano…. Al agua.
Facundo: algunos, los más rebeldes, vuelan en busca de su alma gemela
Eleonora a la cacerola.
Kristel...me parece que los patos en inverno se van a un lugar muy cerca de nosotros, casi dentro de nosotros, los patos se van a los espejos, andan dentro de ellos y allí vuelan y recorren el mundo desde el espejo. asì cada vez que nos miramos al espejos, podemos ver, si prestamos atención nuestro pato interior.
María. Cuando leí el guardián... se asomó esa pregunta y nunca se fue. Creo que se esconden para que todos nos preguntemos dónde están.
Fermín…se van a Meridiano V, a los centros culturales y a los bares del barrio…
Fran… nos hablo de las golondrinas….y se olvidó de los patos.
Roberto de los hornos se atuvo a la verdad más verdadera y nos dijo: La verdad que no sé porque no tenemos patos en el fondo, tampoco tenemos fondo. En todo caso… dice que se van al calor de un galpón…
Julia P. dijo, despues del lago necado buscaron refugio al lado del fuego para abrigrarse y pasar el invierno
Gonza….se van a la primavera.
Zulema... a buscar el sol, el calor, la primavera...Ja!
Chito dijo que los vio y son turistas, cuacuan en inglis y nadan en el lago homónimo de Tilcara.
Y por último Natalia!! a ROQUE PEREZ. Que fue ni más ni menos quien se ganó el pato.


...Holden pregunta, una, dos y si hace falta, mil veces: ¿A dónde van los patos en invierno, cuando las aguas del lago de Central Park se congelan? Porque es la pregunta que un niño podría hacerse. Porque tiene y no tiene respuesta. Es absurda, ambigua y poética. Y, en definitiva, ¡vamos!, como dice Howitz, el taxista, cuando Holden le hace la pregunta, ¿a quién puede interesarle semejante asunto? Algo que es tan chiquito, algo que nadie se detiene a observar, una pregunta que no sirve de nada. Aquí está la clave de esa pregunta. Lo pequeño y a primera vista intrascendente, se vuelve, a fuerza de persistir, en la pregunta de un adolescente, en algo central, poderoso, que nos revela, algo mayor, que nos lleva a otro lugar, a pensarnos a nosotros mismos. Holden nos provoca, nos incomoda todo el tiempo.
Holden siempre insiste en recrear el espacio propicio para conversar con alguien, está a la caza de alguna criatura, no importa quién sea para poder contar su historia, o la mentira más maravillosa que se lo ocurra en cada circunstancia. Esto es como un juego para Holden y la palabras, la presencia o ausencia de las palabras, lo que se dice y lo que no, los silencios, las verborragias, algunas expresiones que Holden no soporta como cuando alguien al despedirse dice “suerte” a otra persona. Lo deprimen las frases hechas hasta el hartazgo. De todos modos el personaje se vuelve tan creíble por su contradicciones, sus ambivalencias, sus diversos estados anímicos y ese "estado" que traduce en parte un clima de época. Una historia.























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